Una de las preguntas más comunes entre los consumidores de cannabis —ya sea por motivos legales, laborales o personales— es cuánto tiempo permanece el THC en el organismo. La respuesta, sin embargo, no es única: depende del tipo de prueba, la frecuencia de consumo, la cantidad y la fisiología de cada persona. En este artículo repasamos cómo el cuerpo procesa el THC, cuánto dura en saliva, sangre, orina y cabello, y por qué su eliminación puede variar tanto de un individuo a otro.
Qué es el THC y por qué se queda en el cuerpo más tiempo que otras sustancias
El THC (tetrahidrocannabinol) es el principal componente psicoactivo del cannabis, responsable de las sensaciones de euforia, relajación o alteración perceptiva que se experimentan al consumirlo. A diferencia de muchas sustancias que se disuelven rápidamente en agua y se eliminan con facilidad, el THC es liposoluble, lo que significa que se une a las grasas corporales. Este detalle explica su permanencia prolongada en el organismo: una vez metabolizado, el THC se almacena temporalmente en los tejidos grasos y se libera de forma gradual al torrente sanguíneo durante días o incluso semanas.
Esa afinidad por la grasa hace que el THC tarde mucho más en eliminarse que otras drogas o compuestos. Por eso, mientras sustancias como el alcohol o la cafeína desaparecen en cuestión de horas, el THC puede seguir siendo detectable incluso tiempo después de su último consumo, especialmente en personas con mayor porcentaje de grasa corporal o en usuarios frecuentes.
Cómo se comporta el THC frente a otros cannabinoides como el CBD
Aunque el THC y el CBD (cannabidiol) provienen de la misma planta, su comportamiento en el cuerpo es muy distinto. El CBD no es psicoactivo y se metaboliza de manera más rápida y limpia, ya que no se acumula en los tejidos grasos ni interfiere con las mismas zonas cerebrales. El THC, por el contrario, actúa directamente sobre los receptores CB1 del sistema endocannabinoide, que están presentes en áreas del cerebro relacionadas con la memoria, la coordinación y la percepción.
Esto provoca que el THC genere efectos más intensos y, al mismo tiempo, tarde más en desaparecer. En cambio, el CBD tiende a modular los efectos del THC, reduciendo su impacto en la ansiedad o el ritmo cardíaco. En pruebas de detección, solo el THC y sus metabolitos son considerados indicadores de consumo de cannabis, por lo que el uso de CBD puro no da positivo en los test, siempre que el producto esté libre de trazas de THC.
Cómo procesa el cuerpo el THC
Cuando el THC entra en el organismo —ya sea fumado, vaporizado o ingerido— se absorbe rápidamente por los pulmones o el sistema digestivo y viaja al torrente sanguíneo. Desde ahí, se distribuye hacia los tejidos y órganos del cuerpo, especialmente aquellos con alta concentración de grasa, como el cerebro o el hígado. Este último juega un papel clave: es el encargado de metabolizar el THC en otros compuestos, principalmente 11-hidroxi-THC y carboxi-THC, conocidos como metabolitos.
Estos metabolitos son los que los laboratorios detectan en la mayoría de los análisis de drogas. El 11-hidroxi-THC conserva cierta actividad psicoactiva, mientras que el carboxi-THC es un residuo inactivo que el cuerpo expulsa lentamente a través de la orina y las heces. En usuarios esporádicos, esta eliminación puede completarse en pocos días, pero en consumidores frecuentes el THC se acumula en los tejidos grasos más rápido de lo que se elimina, prolongando la detección durante semanas. Este fenómeno explica por qué una persona que dejó de consumir hace varios días o incluso más de una semana puede seguir dando positivo en un test.
